La pluralidad en los medios de comunicación

Con la llegada de la TDT han llegado a nuestros televisores (España) una gran serie de nuevas cadenas aparentemente encaminadas a la pluralidad informativa. En mi última actualización de TV conseguí encontrar 48 cadenas distintas, ¿de verdad pensamos que esto es sostenible?

Existen gran cantidad de canales vacíos, que no aportan nada. La pluralidad tan ansiada por muchos, como es mi caso, la alternancia en los contenidos de las cadenas dominantes está demostrando no ser eficiente. 

Parece que llegar a la redacción, poner una cinta con telenovelas, películas o series más que vistas es lo único necesario para poder contar con una cadena de televisión y no es ni mucho menos así. Y por supuesto, a esto hay que añadir que la publicidad va ligada al share, por lo q ue estos canales no ingresan ni mucho menos las grandes cantidades de dinero que muchos imaginan.

La única opción que resta, es muy importante y la clave del cotarro, en mi opinión. Y para variar no tiene nada en común con el negocio o con el lucro. Se trata de ese ‘cuarto poder’ tan famoso entre los que estudiamos en la rama de comunicación y los que se dedican a ella. Con esto me refiero a esa posibilidad de vender lo que realmente se desea por terceros que son los que sostienen en muchas ocasiones distintos medios. Se manipula, se omite, se acusa sin pruebas, se hacen debates que no lo son, porque más bien son monólogos, ¿esto es realmente pluralidad?

Pero esto no solamente es aplicable a televisión, también se puede hacer perfectamente con el mundo radiofónico o con el de los periódicos de papel. Existen gran cantidad de emisoras y publicaciones insostenibles y que ahí siguen en nuestro receptor o en nuestro quiosco, al pie del cañón, y misteriosamente, a pesar de las pérdidas, los cierres o cambios de contenidos no se producen.

Esto, a mi entender, lo que va a provocar es que haya que pagar por todo, excepto por la cadena pública, nótese la ironía (presupuesto en 2011, 1200 millones de euros financiados por todos los ciudadanos españoles). Vamos a tener que pagar por cualquier emisión en televisión, por cualquier información sea en la plataforma que sea; y la radio, que podría ser el medio que más ajeno quedaría de esto, rápidamente buscará una fórmula para unirse al carro del pago. Porque el sistema se resume en una única palabra, INSOSTENIBLE.

Pero, al fin y al cabo, es normal, nos encontramos en una organización en la que pagar por un servicio es lo lógico, ¿por qué no es así con la información o servicios audiovisuales? Simple y llanamente porque la tradición en nuestro país no es de pagar por dichos servicios, pero confíen en que no tardaremos más de una década en pasar por caja para adquirirlos.

Como conclusión interna, el periodismo, al igual que la política con lo sucedido el 22-M, ha de pensar muy seriamente en todo lo que está sucediendo y ver que no sólo es merecedor aquello que ‘vende’, aquello que parece ser sólo lo que calumnia o injuria de forma desproporcionada pero siempre con el “presuntamente” que tanto arregla en nuestro país. Hoy en día, es difícil encontrar piezas de verdadero periodismo, pero está claro que los que venimos por detrás no nos vamos a rendir tan fácilmente, aunque uno no sabe lo que se va a encontrar cuando llegue a una determinada redacción, ni lo que va a tener que tragar.

Está claro que hablar desde afuera es muy fácil, pero pienso y deseo que en el momento en el que se ‘codifique’ todo y las fórmulas de pago, sobre todo en Internet, cuajen, el periodismo vuelva a su esencia primera, a ser un verdadero generador de opinión, desde una posición neutral, que para barrer para casa ya están los distintos partidos políticos o las distintas organizaciones y, por último, y más importante, a contar las cosas tal y cómo suceden y no, tal y como interesan. El periodismo no ha cambiado tanto como para cambiar sus bases, de lo contrario ya pueden comenzar a bautizar porque estarán haciendo otra cosa o ¿tal vez ya este bautizado? ¿Cautiverio, basura, sumisión? ADG