Puerto Lumbreras - Getafe. Viaje de ida y ¿vuelta?

Verano de 2009, hecho un polluelo aún, que diría mi madre, tuve que tomar una de las decisiones más importantes de mi vida, y es que no tenía aún claro hacia qué camino enfocar mis estudios, a pesar de que desde niño me había gustado escribir y los deportes, una mezcla que sin mucho margen de error desemboca en la carrera de periodismo, pero ello implicaba cambiarlo todo: amigos con los que había estado desde la infancia, el pueblo donde crecí y, en definitiva, salir a la aventura. Parece ser que me gustan demasiado los retos y decidí lanzarme de cabeza, dejar Murcia, venir a Madrid, pueblo por ciudad, rutina por aventura, nada iba a ser fácil estaba claro.

Ya iniciada mi vida como universitario descubrí que no todo se acaba en casa y en pequeños círculos, que la vida te da sorpresas continuamente y que hay muchas y maravillosas personas por conocer más allá de lo que jamás hubieses podido pensar. Descubrí el amor, en casa, y en Getafe descubrí a mis compañeros de piso, otros colegas que encontré fuera de la universidad  y, por supuesto, a mis acompañantes en las clases, en este camino hacia la vida laboral que soñamos y que tan difícil nos han pintado a lo largo de casi dos años.

Aquí todo es diferente, mi vida y la de cada persona en la ciudad parece una vida fría, aislada del resto de ciudadanos, que parece no interesar a nadie, y que cuando miras alrededor puedes creer sin mucho esfuerzo que te encuentras dentro de una historia de ficción en la que el tiempo es oro y en la que no parece existir la palabra “tranquilidad”. Todo son prisas, ajetreos, problemas y discusiones. No encontrarás ciudadanos que se esfuercen por ser amigables, todo es inseguridad y nadie se fía de nadie, excepto las personas mayores del lugar, esas nunca fallan y siempre regalan una sonrisa a la mínima que les dediques un “Buenos Días”.

En un primer momento, pensé que mi estancia fuera de mi tierra sería momentánea y tan sólo por los estudios, pero a día de hoy ya no lo tengo tan claro, creo que no tendría grandes dificultades por vivir lejos, así como no tendría ningún inconveniente de volver. EN CASA SE APRENDE, FUERA SE PROGRESA, esta es una lección que he vivido en mis carnes y que me ha costado más de un año entender, he cambiado la forma de pensar, de actuar y de encarar las cosas, ya no es todo del color que pintan, la vida es dura y eso hay que asumirlo desde un primer momento, si no lo entiendes estás perdido, por ello hay que aprender día a día e intentar ser mejor poco a poco y con paso firme, porque de no ser así, si los pasos que damos son inseguros y al final resbalamos la caída puede ser dura y reponerse de ésta podría llegar a ser una tarea difícil.

En dos años he conseguido entender que la mente humana no se limita a lo que conocemos, sino a todo lo que queremos conocer y al ímpetu de superación que existe dentro de nosotros. Existen muchas cosas por descubrir que nos harían más felices y en encontrarlas deberíamos de poner nuestro esfuerzo y dedicación.

Nadie sabe lo que pasará mañana por eso mismo hay que centrarse en el presente, olvida aunque no del todo tu pasado, cuida tu presente y siembra para tu futuro. ADG