El impacto de los jeques en el mundo del deporte

No es extraño hoy en día ver a cualquier emir o jeque en un evento deportivo, ya sea porque es propietario de un club o porque patrocina dicho evento.

En los últimos años hemos visto como aquellos jeques que nos sonaban tan lejanos en países como Dubái, Arabia Saudí, Bahréin o Catar, que relacionábamos estrechamente con petróleo, riqueza de unos pocos y con negocios a gran escala, han decidido venir a occidente, venir a por todas y con el dinero por castigo.

Si nos centramos en el deporte rey, está claro que el ejemplo más evidente es el Manchester City, un desembolso fuera de lo racional está haciendo que un equipo de mitad baja de la tabla en la Premier luche mano a mano con los grandes en Inglaterra o en Europa. La razón de esta transformación, 470 millones de euros en tres veranos. Además ya han cambiado el nombre al estadio, como también sucedió con el del equipo londinense de Arsenal.

El predecesor de todos ellos fue el magnate egipcio Mohamed Al-Fayet, que compró el Fulham en 1997, aunque su nombre cobró relieve no por la adquisición de ese club sino por la compra en 1985 de los grandes almacenes Harrods, hoy en manos de la familia real catarí.

Sin irnos tan lejos, en España, encontramos que dos clubes ya están manejados por jeques. En primer lugar, el Málaga. Con una inversión de 63 millones de euros en 9 meses, los malacitanos han sido nombrados por muchos como el Manchester City de España. Además, el Getafe, ha sido adquirido en un 99,3% de sus acciones por el grupo Royal Emirates con sede en Dubai. Apuntar, aunque es un poco evidente que ha dicho grupo no le interesa para nada el fútbol y sí los negocios. Al parecer son de los pocos con esta mentalidad, esperemos que la cambien, pero la posición estratégica tan cerca a Madrid, la mínima deuda del equipo y la implantación de Royal Emirates en tierras europeas, han sido la clave de que estas negociaciones hayan sido todo un éxito.

Por último, apuntar que la fiebre de petrodólar también se ha extendido a Francia, y es que el Paris Saint Germain también está en manos de un grupo inversor, en este caso, catarí y a un 70%. Refuerzos varios y una fuerte inversión en una liga de segundo nivel han hecho que los parisinos se estén mostrando muy sólidos en su competición doméstica. Como curiosidad, cuanto menos, se rumorea que en EEUU, donde el soccer, un grupo inversor árabe estaría tras la adquisición de la mítica marca New York Cosmos, que intenta hacerse con una franquicia en la Major League Soccer.

Pero los EAU no sólo desean invertir en el deporte mundial. Quieren que el deporte mundial pase por el Golfo Pérsico: todo el planeta tendrá sus vistas puestas con motivo del Mundial de fútbol en Catar 2022, además, actualmente, sede de la Copa Mundial de Clubs de la FIFA. Grandes premios de fórmula 1 (Abu Dhabi y Bahréin) y de motociclismo (Catar), inversiones en la Copa América de vela, tres paradas obligadas para el European Tour de golf (Abu Dhabi, Doha y Dubai), el parque temático más grande jamás construido por una marca de coches como es Ferrari (Abu Dhabi), El Capitala World Tennis Championship, las series mundiales de voleibol o de fútbol playa, cricket, triatlon, carreras de caballos con premios millonarios (recordar que están muy enganchados al juego y las apuestas). Su nuevo horizonte, un hueco en el World Rally Championship para 2012, por supuesto para Abu Dhabi, pero la FIA ha dado un revés a los jeques y, al menos, en la próxima temporada el WRC no se trasladará hasta allí, aunque estoy seguro que como se lo propongan de forma seria en un futuro sí que lo harán.

En mi opinión, el deporte es un negocio, un negocio que conlleva mucho dinero, y se mueve y actúa por él. No habría deportistas profesionales si esta afirmación no fuese cierta, aunque realmente no son ellos quienes más se lucran con los anteriores ejemplos, y sí quien se adueña en cada caso del deporte, ya sea Platini en el fútbol o Bernie Ecclestone en la F1, por poner dos simples y evidentes ejemplos. Por eso hemos de tratar al deporte por lo que es, sin extremos y sin discusiones absurdas. Hoy en día, la situación global es difícil y en este mundo también, ya que grandes clubs arrastran una deuda más que considerable, como sería el Manchester United, por ejemplo, dada la mala gestión de sus anteriores dueños.

El Golfo Pérsico es un arma de doble filo, está bien que se intente rentabilizar al deporte en su máximo nivel, pero lo que sería inadmisible es depender de esta financiación. Hay que tener mucho cuidado con los tratos que se hagan, ya que no olvidemos, que estos jeques no están aquí para derrochar. Han estudiado en universidades punteras y la mayoría busca aumentar su fortuna, es una cultura distinta a la nuestra, aunque con el mismo fin. Los mandatarios deberían de estudiar las cosas fríamente y andar con pies de plomo. Todo tiene su lado positivo y su lado negativo, de momento, todo es positivo, así que a disfrutar del espectáculo y del lujo, pero, como si de un padre se tratase: “recuerda, nadie da algo a cambio de nada”. ADG