Año 1987, Sevilla comenzó una transformación espectacular con motivo de la celebración en 1992 de la Exposición Universal. Los puntos más fuertes de este cambio fueron: la integración en el cauce urbano del río, la integración puerto-ciudad y la supresión de las barreras ferroviarias. Para realizar estas tareas se realizaron otras como la construcción de 5 nuevos puentes, el levantamiento de las vías ferroviarias paralelas al cauce del Guadalquivir o la eliminación del tapón de Chapina y la ampliación de la dársena urbana.
Sevilla se ponía de gala. Una expo, hoy en día deja mucho dinero, pero en esta época, de la que estábamos hablando dejaba mucho más dinero y, más importante aún, prestigio, con miras al turismo. Recordemos que Sevilla es la segunda ciudad europea con mayor casco antiguo, tan sólo superada por Roma.

En 1993 en el lugar de los pabellones internacionales se inauguró el Parque Científico y Tecnológico ‘Cartuja ‘93’ uno de los parques con mayor facturación y mayor actividad en España, junto al Parque Tecnológico de Vizcaya (Zamudio).
De junio de 1993 a 1995 abrió sus puertas el parque temático: “El Parque de los Descubrimientos”.
En 1997, en el lugar de los pabellones autonómicos, se inaugura el Parque Temático “Isla Mágica”, con una inversión de 20.000 millones de pesetas (120 millones de euros).
Y fin, nada más, el resto de antiguas instalaciones, porque he estado recientemente allí, están en un estado denunciable. Hicieron hasta un río artificial paralelo al Guadalquivir, pues está lleno de grandes juncos, una maravilla a la vista, vamos. Un teleférico que recorría todo el recinto está totalmente en ruinas, vamos que si en uno de los famosos tour por Sevilla, ya sea en bus o en carro de caballos, el guía sugiere que esa zona es de postguerra, te lo puedes creer perfectamente.

Sin embargo, Sevilla es una ciudad que ha invertido considerablemente en los últimos años. Ya sea con la peatonalización del casco antiguo, con la construcción de una línea de metro, con una factoría para el ensamblaje de Airbus, la factoría de Heineken-Cruzcampo o la fantástica renovación de la Plaza Mayor.
Es normal que se invierta para lucrarse o construir empleo, pero una vez que se tienen una serie de instalaciones y de tanta calidad, pues en mi humilde opinión, no es concebible el abandono total.
Los primeros que deberían de darse cuenta, los propios sevillanos y los primeros que deberían de avergonzarse, los mandatarios del lugar. Sin duda, debería de hacerse algo. ADG
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