‘Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas’. Esta frase del uruguayo Mario Benedetti me servirá para explicarles una de las historias que más me han emocionado a lo largo de mi vida.
Tal vez el nombre de Jason McElwain no le diga mucho, pero estoy seguro de que si no lo había oído nunca, tras la lectura de estas líneas le recordará durante un tiempo con un gesto de emoción porque su historia de superación es digna de enmarcar.
Jason McElwain nació el 1 de octubre de 1987 y creció en el barrio de Rochester, Nueva York. Nunca tuvo demasiadas oportunidades y los problemas le iban apareciendo sucesivamente, pero él tenía una pasión, el baloncesto.
Según llegó, se inscribió al equipo del instituto al que él asistía, Greece Athena High School. No jugaba dada su baja estatura, pero no faltó a un entrenamiento en tres años. Era una especie de ayudante para el cuerpo técnico, por así decirlo. Se dedicaba a mirar a sus compañeros y disfrutar aunque fuese desde la banda del deporte que tanto amaba.
Pero llegó el gran día. Un día normal, al parecer, pero que cambiaría su vida. 15 de febrero de 2006, esta era la fecha en la que su equipo se enfrentaba al Spencerport por el título de división. El partido estaba sentenciado a falta de cuatro minutos y el entrenador Jim Johnson quiso premiar a su pequeño ayudante con unos minutos de juego, serían los primeros en la temporada. Los titulares ya estaban escritos, el equipo sería campeón pero algo lo cambió todo…

Le catalogaron como héroe y ejemplo a seguir y es que no era para menos, confíen, no era para menos. Todos los medios se hicieron eco de su hazaña. Fue portada de varios periódicos, abrió telediarios, ocupó infinidad de artículos, reportajes o boletines, le entrevistaron hasta la saciedad y su boom le llevó a tener un encuentro con, el por entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Se ha publicado un libro sobre su historia, ‘The Game of my life’, escrito principalmente por el propio Jason, pero en el que también se pueden encontrar piezas redactadas por miembros de su familia, su entrenador o compañeros. Además, tras su hazaña, más de veinte productoras cinematográficas llamaron a su puerta. Finalmente fue Columbia Pictures la que compró los derechos y aún no se sabe nada sobre su lanzamiento, solamente que se sigue trabajando en el guión.
¿No les ha parecido interesante? ¿Necesitan algún ingrediente más? Ah, pues se me ha olvidado mencionar un leve detalle antes, y es que, Jason es un niño autista, no consiguió hablar hasta los 5 años y a día de hoy sigue teniendo dificultades para comunicarse, carece de algunas habilidades que muchos clasifican de innatas, pero que no son así. Su fuerza de voluntad, su perseverancia y su afán de superación han hecho que esta historia recorra todo el mundo. Ese día, Jason McElwain cambió todas las preguntas…ADG